domingo, 27 de septiembre de 2009

Tema 2.Dios es amor

Texto inicial

Texto secundario


Dios es Amor y nos invita a amar y a dejarnos amar.


El dinamismo del amor es sencillo: recibir amor lleva a dar amor. Y dar amor permite recibir más amor y crecer en el amor.La novedad cristiana consiste en que Dios “nos amó primero” (1Jn 4,19). Nos amó cuando estábamos lejos, cuando el egoísmo dominaba nuestros corazones, cuando no conocíamos la senda de la esperanza.Por encima de nuestras injusticias, de nuestros pecados, Dios tomó la iniciativa. “En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; -en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir-; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm 5,6-8).Si el Amor dio el primer paso, si es posible el perdón al pecador arrepentido, si el cielo está abierto y el banquete preparado, si el Cordero toma sobre sus hombros a la oveja perdida... entonces es posible devolver amor, iniciar el camino de la caridad cristiana.“El amor crece a través del amor”, nos recuerda Benedicto XVI. “El amor es «divino» porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea «todo para todos» (cf. 1Co 15,28)” (“Deus caritas est” n. 18).También hoy el amor quiere penetrar en mi corazón, cambiarme desde dentro. Si me dejo amar, si me dejo encontrar, si me dejo perdonar, me uniré más a Dios. Desde Él miraré con amor a cada uno de mis hermanos, descubriré en ellos la presencia del mismo Amor que me ha salvado. Los amaré en Dios, y a Dios en ellos, pues “amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento” (“Deus caritas est” n. 18).El amor genera amor. Hoy me dejaré amar y buscaré amar. Tengo ahora este día, estos momentos. Dios me espera y me susurra: “Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti” (Jr 31,3).
¿por qué hay tanta gente sufriendo?
¿qué hace sufrir a la gente de verdad?
¿Es el amor un remedio al sufrimiento humano?

En el libro "Dios y el mundo" de Joseph Ratzinger ( entrevista recogida de una conversación del periodista Peter Seewal al que hoy es cabeza de la Iglesia Benedicto XVI, nos abre una serie de consideraciones que os invito a leer para completar este tema y dice asi:

Sobre la caridad:

la pregunta que le hace es la siguiente: El evangelio dice: <<¿De qué sirve, hermanos mios, que alguien diga:"tengo fe", si faltan las obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe?>> Mateo escribe que el Hijo del Hombre en su justicia celestial llevará la cuenta y un día hará balance.

Porque: <<>>. Según esto la fe en sí misma está muerta, la Iglesia derivó del evangelio las siete obras de caridad, que son:
dar de comer al hambriento.
dar de beber al sediento.
vestir al desnudo.
dar posada al pregrino,
redimir al cautivo.
visitar a los enfermos.
y enterrar a los muertos.
benedicto XVI contesta:

La primera cita procede de la Epistola de Santiago, que tiene un intenso tinte judeocristiano. Y es que Santiago era obispo de Jerusalén. En la historia de la Iglesia, él representa ese cristianismo que valora que la fe se encarne en la vida, que la fe dé fruto, que se acredite en la acción.La segunda cita procede del propio evangelio. Nos informa de la parábola del juicio, cuando el Señor se identifica con el necesitado y dice: <>.Y de aquí surgió finalmente una palabra que ha prendido con fuerza en la historia de la Iglesia. Las personas comprendieron que, justo cuando hallamos a los despreciados , a los que sufren, a los pobres, Cristo nos espera en ellos.En la parábola, el Señor habla finalmente de distintas modalidades de caridad:<<>>. Con esto ofrece una pequeña tipología de los necesitados, que representan a Cristo en el mundo.

Tomemos una de esas obras: "vestir al desnudo", seguro que no alude a donativos de ropa usada.

Como es lógico, esas palabras tienen un sentido más amplio. Aunque un donativo de ropa usada, si sale del corazón, tambien puede ser bueno; tampoco hay que minusvalorar las cosas pequeñas. Pero aquí hay en juego algo más. Se trata, por una parte, siempre de algo concreto. No sólo de amar en teoría y mansdar la transferencia de dinero ocasional, sino de tener los ojos abiertos para ver dónde me necesitan las personas en mi vida. Esto suele ser incómodo, no agrada. Pensemos en el rabino y el levita, que pasan de largo junto a la persona robada. Seguramente tienen una cita importante o les atemoriza que pueda sucederles algo a ellos mismos si se detienen demasiado en esa zona inquietante. Siempre hay un motivo.

La parábola de Jesús sobre el juicio, por el contrario, al igual que ese catálogo de obras de la caridad corporal, nos dice muy concretamente: no sólo he de abrazar a toda la humanidad, sino que también tengo que ayudar a la persona necesitada allí donde la encuentre, aunque no tenga tiempo en ese momento o crea que carezco de medios para hacerlo. Debo pensar en el caso individual y no sólo en las grandes acciones.

Esto diferencia también la exigencia de amor cristiana de la marxista, que sólo se interesa por la planificación a gran escala, por la modificación estructural, y pasa por alto el caso individual. Pero lógicamente también significa que hay que ocuparse de los sistemas mayores, que hay que intentar practicar no sólo la caridad individual, por importante que sea, sino contribuir a que esas personas mejoren sus posibilidades. De aquí surgió en la Iglesia el sistema hospitalario, las escuelas para pobres y muchas cosas más.

En ese sentido ambas cosas van unidas: tanto la mirada a mi verdadero prójimo, al que no puedo soslayar con mis grandes planificaciones estructurales, como la superación de estructuras injustas y una ayuda estructural a aquellos que, por así decirlo, necesitan vestido.

Además de las obras de caridad corporales, están también las siete obras de caridad espirituales. Dicen así:

dar buen consejo al que lo necesita.
enseñar a los ignorantes.
corregir al que se equivoca.
comsolar a los afligidos.
perdonar las ofensas.
soportar con paciencia los defectos del prójimo.
y rezar a Dios por los vivos y los muertos.
Es importante que la caridad no se refiera sólo a cosas materiales. Ocuparnos únicamente de lo material es insuficiente. Por eso en la ayuda al desarrollo, los perspicaces siempre han comprendido lo importante que es dar a las personas la formación que les capacite para tomar las riendas de las cosas. Sólo ayudar al espíritu, a la persona entera, constituye una autentica ayuda. De ahí la tremenda importancia de llevar a aDios a las personas. Crear normas morales es incluso la obra de caridad prioritaria.

Tomemos otra:<>. Creo que en general los afectados no experimentan esa enseñanza como una obra de caridad.

Sigamos con la ayuda al desarrollo en Latinoamérica. Allí, tanto la Iglesia como las agrupaciones de izquierdas han convertido las campañas de alfabetización en un elemento fundamental en su actividad, ¿y por qué? Mientras las personas son ignorantes, son dependientes. No pueden salir por sí mismas de dicha condición, padecen una especie de esclavitud. Sólo facilitar su acceso a los bienes de la educación supone una verdadera ayuda, porque entonces pueden alcanzar la misma categoría y desarrollar correctamente su país, su sociedad. Así pues, la obra de caridad de enseñar al que no sabe ha sido experimentada por las personas de tal forma que con ella se les facilita el acceso al mundo espiritual, la llave de lo que hoy mueve el mundo.

como veis muchas de estas cosas, ya las haceis, lo que no sabeis es que esas cositas que a veces las hacemos como por cumplir o justificarnos, pueden tener un gran valor ante Dios, con tan solo meterle a El por medio, con rectificar la intención con que hacemos las cosas y poco a poco descubriremos que podemos siempre mejorar en la practica de la caridad, sin escandalizarnos de nuestros primeros impulsos humanos, normales por otro lado. ya que somos pobres personas , con nuestras flaquezas, pero Dios hace grandes cosas si nosotros le prestamos nuestra colaboración desinteresada.

¿Podemos entender la Iglesia o a los cristianos sin amor?

¿De que se escandalizan los que no vienen por la iglesia?

¿Cuál es el único propósito que hoy deberíamos llevarnos a casa?

NOTA: Maximiliano Kolbe, nacido en Polonia, devoto de la Inmaculada Concepción y convencido de que la Iglesia debía ser “militante” en su colaboración con la gracia divina para el avance de la fe católica. En efecto, por esta devoción y convicción, fundó en 1917 un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada", cuyos miembros tendrían el objetivo de luchar por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. El camino del padre Kolbe en este empeño no cesó incluso cuando fue arrestado y conducido por los nazis, durante de Segunda Guerra Mundial, al campo de concentración de Auschwitz. Allí, enfermo de tuberculosis, sufrió constantes palizas hasta ser hospitalizado por una grave neumonía.

A causa de la fuga de un preso de su bloque, otros 10 fueron elegidos para ser condenados a morir lentamente en un búnker, privados de alimento y bebida. El comandante del campo, con total desprecio por la vida humana, escogió a los condenados al azar. Uno de ellos lamentaba perder a su esposa y dejar a sus hijos huérfanos. El hecho conmovió tanto el corazón del padre Kolbe que salió de las filas y quitándose la gorra se puso en actitud firme ante el comandante diciendo: “Soy un sacerdote católico polaco, soy anciano, y quiero tomar su lugar, porque él tiene esposa e hijos…”. El comandante devolvió a su fila al padre de familia y se llevó al sacerdote polaco al búnker.

El encargado de retirar los cadáveres relató que desde la entrada del padre Kolbe se escuchaban diariamente las oraciones rezadas en voz alta, a las que respondían los demás prisioneros. Tres semanas después sobrevivían sólo cuatro de ellos. Y las autoridades decidieron acabar con sus vidas mediante una inyección letal. Con la oración entre los labios, el sacerdote polaco ofreció su brazo al verdugo y murió en paz. Tenía 47 años de edad. Era el 14 de agosto de 1941, víspera de la Asunción de María.

En 1973 Pablo VI beatificó a Maximiliano Kolbe y en 1982 el Siervo de Dios Juan Pablo II lo canonizó como “Mártir de la Caridad”. El prisionero salvado, el sargento placo Gajowniczek, asistió a ambas ceremonias y falleció en 1995, a los 94 años de edad.


MIS NOTAS, MI APRENDIZAJE, MIS DUDAS. MI ORACION, MIS PETICIONES Y ACCIONES DE GRACIAS


No hay comentarios:

Publicar un comentario