viernes, 4 de septiembre de 2009

Tema 9. Jesús, en los Evangelios


Lectura del santo evangelio según San Lucas 4, 14-22a

"En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fué a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: - «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios".

Podemos imaginar por un momento la escena, cada uno escoja un sitio, en aquel lugar. Sí lo leemos de nuevo, quizás podamos comprenderlo mejor.

El Evangelio es la Palabra de Dios, cuando no estamos acostumbrados a leerlo, o quizás a leer mucho, podemos perder muchos detalles.
A veces nos puede parecer que debemos leer cuanto más mejor, sin embargo la Iglesia, maestra y madre, nos va dando cada día, a penas unos párrafos.
Si cada lectura la viésemos despacio, la situáramos en su tiempo y contexto, la comprenderíamos mejor, y después, hay que ver: ¿Qué es lo que Dios nos quiere decir a nosotros?, ¿Qué cualidad de Jesús, quiere mostrarnos?.... El es nuestro modelo.

En las múltiples lecturas de los Santos Evangelios, El Espiritu Santo, a traves de los autores, (profetas, evangelistas, apostoles)hace eso: mostrarnos, hablarnos de Jesús, como actuaba, como trataba a la gente, como reaccionaba ante la sociedad que le rodeaba, ante las dificultades de sus hermanos los más próximos, los que acudían a El, o los que se encontraban con El, sin buscarlo.

Una y otra vez, podremos comprobar que sus enseñanzas, son actuales, nos sirven hoy a nosotros, personalmente. Su sociedad, su momento histórico, distinto del nuestro, pero eso es lo de menos, también hoy las realidades de todos los cristianos que leemos la Biblia, son dispares, pareciera que no tenemos nada que ver unos con otros, los ricos , los pobres, los que viven en guerras, los que vivimos en paz, los enfermos, los sanos, los hombres, las mujeres, los que tienen trabajos muy bien remunerados y los que estamos en paro.....y así , multitud de diferencias, entre unos hombres y otros. pero los mensajes que hay en el evangelio, están destinados a nosotros, no solo a un grupo, no solo a una raza, no solo a una generación concreta, bien es verdad que hay que hacer el pequeño esfuerzo de leerlo como en dos tiempos, primero literalmente, para hacernos una idea, de los personajes, del contexto, pero hay que ir aprendiendo a discernir o a escuchar lo que de esos acontecimientos nos enseñan algo, que podamos aplicar a nuestra realidad, a las necesidades o situación de nuestra vida interior; por eso incluso una misma lectura oída en distintos momentos, nos pueden parecer nuevas.

Os invito a que volvamos a leer la lectura y respondemos a algunas preguntas, que nos ayudaran a ver con más claridad, lo que hemos querido decir.

¿Que aprendemos de este Evangelio de S. Lucas?
¿En qué lugar suceden los hechos?.
¿Que significaba en aquel tiempo "ungir"?,
¿Para que dice que viene?.
¿Como reaccionan aquellos primeros, (los otros personajes)?.
¿Como actúo yo?, ¿Que veo en la figura del Jesús que me muestra la lectura?
¿Aporta algo esta lectura, a lo que ya conocía de Jesús?.

Como veis si de cada lectura, pudiéramos ir haciendo un pequeño trabajo de atención, sobre todo, poniendo de entrada la disposición de querer descubrirle, de abrir nuestros oídos, a su palabra, seguro que es el mejor modo de conocer a Jesús, que a fin de cuentas es para lo que estamos aquí.

Un proposito para este año; procuraremos leer al menos el evangelio del día.




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